Como soy chaparrita, nunca veo nada en los conciertos. Así
que además de escuchar la música, dedico mucho tiempo a ver a la gente. Me
fascina ver a la gente en los conciertos. La dicha en sus caras, su gozo con la
música, me devuelve un poco la fe en la humanidad.
Me dije que esta sería la última vez que voy a un concierto
de Radiohead. Ya he ido a unos cuantos, el último disco no me gustó. Llegué a
arrepentirme de comprar boleto para verlos a ellos y no a Roger Waters. Después
de ver a Thom Yorke desgarrarse al final de XX, y de todo lo que pasó antes y
después, me doy un zape, me llamo insensata y me recuerdo que éstos son los
meros capos. Éstos y no otros. Y decido que voy a ir a todos los conciertos de esta
banda mientras ellos y yo tengamos vida, porque lo que hacen y lo que le hacen
a los demás, me recuerda exactamente por qué clase de sensación me gusta estar
viva.
Yo no suelo grabar en los conciertos, me choca. Pero ayer lo
hice. Sólo que no grabé el escenario...
Larga vida a Radiohead.
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